Tiene esa mirada que podría ahogarte en un charco de lluvia, de las que absorben tu energía hasta que desfalleces para meterte en una caja y dejarte allí el tiempo que quiera.
Tiene esa capacidad de hacer que entres en las arenas movedizas tranquilamente, sin miedo a ser absorbido, o de probar siempre su carne aún a riesgo de que esté envenenada, sólo por salvar su vida.
Y no, nunca espera, siempre tiene un nuevo requerimiento, una nueva pena, un nuevo deseo, una nueva queja, un nuevo ritmo para que la gente baile a su son.
Tiene ese "no se qué, que qué se yo" que consigue que dés la vuelta al mundo sólo por ver una nueva sonrisa en sus ojos, a pesar de que sufras en el intento.
Tiene el cuchillo y la pistola, y te la da, sin necesidad de decir nada más, para que hagas sus deseos realidad.
Tiene el cuerpo que siempre soñaste, y que cuando ibas a alcanzar despertabas.
Tiene la cuerda que te saca del pozo, siempre enrollada en su hombro.
Tiene todo eso porque tú se lo has dado.
Has decidido eso.
Te gusta vivir en la boca del lobo.