sábado, 18 de noviembre de 2017
Mad About You
Se levantó, miró a su alrededor, tragó saliva y empezó a hablar:
<< -Casi, casi puedo recordar el día que la conocí. Si no me equivoco llovía, aunque eso no es raro por estas latitudes- esbozó una sonrisa- La verdad, para ser sinceros, no me llamó mucho la atención. Era callada, reservada, se sentaba en una esquina del bar, y allí se quedaba, con su café, su libreta, sus lápices, perdida en su mundo. Era una incógnita, y a mi sabéis que me vuelven loco las incógnitas, por lo que un día decidí acercarme. De lo que me acuerdo como si fuese ahora mismo fue de su primera mirada. Levantó la cabeza de su libreta y, expectante, como si intentase desentrañar los misterios del universo, me miró. Fue como si me disparase, y eso que todavía no había abierto la boca. Luego sonrió y me saludó, invitándome a sentarme.
Estuvimos hablando un montón de tiempo aquel día.
Y el siguiente.
Y el siguiente.
Y así hasta que ya pasó tanto tiempo que me era literalmente imposible vivir sin ella.
Estar a su lado era como una especie de droga.
Si no la veía, estaba con los nervios de punta.
Irritado.
No dormía.
No comía.
No descansaba.
Pero sólo oír su voz o verla aparecer... Buff, no sabéis lo que eso era para mi: Si era de noche, se hacía de día. Si hacía frío, volvía a entrar en calor. Si estaba nervioso, hacía que una especie de nebulosa tranquila me invadiese y pintase una sonrisa en mi cara, como un auténtico idiota.
Me compré un coche, una casa, monté un negocio... Todo para tenerla contenta. Y ella lo estaba. Era feliz dibujando. Y muy buena. Gracias a su talento había conseguido ya exponer en varias galerías. Era el nuevo último grito de la pintura española.
Y entonces desapareció.
Me dejó.
Se fue a Madrid.
Abandonó todo lo que le quedaba aquí.
Y lo entendí. (Siempre fui de los que pensaba que es mejor jugártela y perder a saber que tienes una mano ganadora y quedarte en casa, pasando de arriesgarte, pero sabiendo que si lo hubieses hecho, ganarías, ya que llevabas una mano perfecta.) Por eso no me quejé. La dejé irse, Dejé que el telón cayese mientras yo hacía un mutis lo más dignamente que podía.
Pero una noche, a eso de las tres de la mañana, me llamó. No me enteré muy bien sobre qué me hablaba. Creo que estaba borracha, estaba llorando, pero saqué en claro que me necesitaba allí, que algo gordo había pasado y quería que yo, precisamente yo- dijo lamentándose- estuviese allí con ella.
No dudé un instante. Me puse unos tenis, una sudadera, metí en mi mochila un par de piezas de ropa, y, prácticamente a saltos, bajé las escaleras y entré en el coche.
Tardé seis horas en llegar a la capital. Lo raro es que en ningún momento me planteé que quizá no era la mejor idea ayudarla.
No, no podía. Era el amor de mi vida y me pedía ayuda. Mi deber era estar ahí. Fuese lo que fuese.
Al llegar a su piso, un loft en la Castellana, en el que tenía varios lienzos en los que estaba trabajando, la ví. Lloraba cuando me abrió la puerta. "¿Qué ha pasado?", pregunté. "Llegó, me pegó" hipó de los nervios, apartándose el pelo de la cara, dejando ver una cicatriz bajo su ojo izquierdo, "y se ha ido..." La miré. No sabía, aunque me lo imaginaba, qué es lo que quería que hiciese. "¿Qué es lo que quieres que haga? Porque sabes que lo haré, sin dudarlo."
"Mátalo". Su voz sonó seca, dura, imperativa.
Me enseñó una foto, me dio la dirección de aquel tío y me consiguió una pistola. Ella sabía que había manejado armas porque durante unos años estuve en el ejército.
"Mátalo". Su voz retumbaba en mi cabeza. Una y otra vez, una y otra vez.
Y lo hice. Simplemente llegué a su casa, disparé sobre el pomo de la puerta, entré y cuando lo vi, sorprendido al ver a un extraño apuntándole con un arma, le descerrajé tres tiros: uno entre los ojos y otros dos al corazón.
Y por eso es por lo que ahora estoy aquí, en esta mierda de terapia de grupo en la cárcel...>>
- Doctor, el paciente lleva dos horas repitiendo eso constantemente, ¿qué hacemos?
- Sédenlo. No podemos hacer nada más por él- dijo firmando el diagnóstico- Voy a hablar con su mujer.
Salió del despacho y se dirigió a la sala de espera, en la que una mujer joven, de ojos verdes, a los que las lágrimas estaban inundando, esperaba la respuesta del médico.
-¿Cómo está?- preguntó angustiada.
- Sigue igual. Cuenta lo mismo que aquel día que lo trajo...- dijo sacándose las gafas- Parecía que estaba mejor, por eso la llamamos... Pero me he equivocado, lo siento, señorita...
Ella se disculpó y corrió fuera de aquel psiquiátrico a las afueras de Ferrol. Su chico, su querido novio, amigo, alma gemela, se había vuelto loco un día escribiendo su historia y ni ella ni nadie iban a ser capaces de traerlo de vuelta.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
Pesadillas
Por fin he muerto, pero no creas que eso te va a librar.
Esas pequeñas trampas que me ibas dejando en el camino han logrado su cometido, ese empujón al borde del abismo...
Jugar a tu juego, interpretar el personaje que habías creado para mi, eso fue lo más idiota que pude haber hecho, sólo fue para tu diversión...
Pero no, no ha sido un crimen perfecto, así que aprovecha y disfruta de estos momentos previos y sigue vendiendo la moto esa que dice que me echas de menos y que estás fatal por mi ausencia.
Ahora mi cerebro, al no tener que estar pendiente del cuerpo en el que estaba se ha convertido en un arma, soy más fuerte. Ahora floto por el mundo, cualquier sitio es mi campo de combate y oh, la venganza es un plato dulce que se sirve frío...
Te di las llaves de mi corazón, las tiraste en una caja, que supongo que habrás olvidado dónde está. y dejaste que se fuera descomponiendo.
Pero la vida sigue, cielo, y para mi ahora es eterna, y tú deberías ir cogiendo un diccionario y buscar en él la palabra karma, y yo estaré muerto, pero ya verás la que te espera...
Nunca confié en nadie excepto en ti y tú ni siquiera eso, así que prepárate porque a partir de ahora voy a ser protagonista en todas tus pesadillas...
Esas pequeñas trampas que me ibas dejando en el camino han logrado su cometido, ese empujón al borde del abismo...
Jugar a tu juego, interpretar el personaje que habías creado para mi, eso fue lo más idiota que pude haber hecho, sólo fue para tu diversión...
Pero no, no ha sido un crimen perfecto, así que aprovecha y disfruta de estos momentos previos y sigue vendiendo la moto esa que dice que me echas de menos y que estás fatal por mi ausencia.
Ahora mi cerebro, al no tener que estar pendiente del cuerpo en el que estaba se ha convertido en un arma, soy más fuerte. Ahora floto por el mundo, cualquier sitio es mi campo de combate y oh, la venganza es un plato dulce que se sirve frío...
Te di las llaves de mi corazón, las tiraste en una caja, que supongo que habrás olvidado dónde está. y dejaste que se fuera descomponiendo.
Pero la vida sigue, cielo, y para mi ahora es eterna, y tú deberías ir cogiendo un diccionario y buscar en él la palabra karma, y yo estaré muerto, pero ya verás la que te espera...
Nunca confié en nadie excepto en ti y tú ni siquiera eso, así que prepárate porque a partir de ahora voy a ser protagonista en todas tus pesadillas...
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