P: ¿Es mejor Eric García que Sergio Ramos?
L: ¿Quieres respuestas?
P: ¡¡¡¡Quiero la verdad!!!!
L: Tú no puedes encajar la verdad. Vivimos en un mundo que
tiene selecciones, y esas selecciones han de estar dirigidas por entrenadores
de fútbol. ¿Quién va a dirigirlas? ¿Tú? Yo tengo una responsabilidad mayor de
la que puedas calibrar jamás. Tú lloras por Sergio Ramos y maldices a los
convocados. Tienes ese lujo. Tienes el lujo de no saber lo que yo sé. Que la no
presencia de Sergio, aunque trágica, seguramente salvó la convivencia del vestuario.
Y que mi existencia, aunque grotesca e incomprensible para ti, da resultados.
Tú no quieres la verdad, porque en zonas de tu interior de las que no charlas
con tus amiguetes, me quieres en ese banquillo, me necesitas en ese banquillo.
Nosotros usamos palabras como central izquierdo, salida de balón, bloque alto…
Las usamos como columna vertebral de una filosofía de juego. Tú las usas como
clickbait. Y no tengo ni el tiempo, ni las ganas de explicarme ante un hombre
que se levanta ante las fases finales y las finales de Eurocopa que yo le
proporciono y después cuestiona el modo en que la proporciono. Preferiría que
sólo dijeras “gracias” y siguieras tu camino, de lo contrario, te sugiero que te
saques el carnet de entrenador y llegues a una selección. ¡De todos modos, me
importa un carajo que creas que Sergio es mejor que Eric!
P: ¿Es mejor Eric que Sergio?
L: ¡¡Mira la convocatoria!!
P: ¡¡¿¿Es mejor Eric que Sergio??!!
L: ¡¡¡Por supuesto que lo es, joder!!!