martes, 20 de mayo de 2014

¿Sabes?

"¿Sabes? Echo mucho de menos tu sonrisa. Que me dijeras que era la única persona que te hacía sonreír, que eras mejor persona por mi, que los dos lo éramos. Echo de menos todos aquellos días contigo riéndonos, contándonos confidencias. ¿Te acuerdas aquellos paseos, aquellas tardes yendo por la ciudad adelante, a veces en silencio y otras sin parar de hablar con sólo mirarnos? Todo eso echo de menos. Ahora es imposible, lo sé. Pero necesitaba que, aunque ya no valga para nada, lo supieses."
Dejó allí la carta y se fue, con el alma destrozada en mil pedazos por no haber actuado a tiempo.

sábado, 3 de mayo de 2014

Una Sonrisa de Ensueño

Se despertó porque los primeros rayos de un sol de mayo entraron por el único resquicio que permitía la ventana metalizada de su habitación. Un frío suave le recorrió el cuerpo al destaparse, pero cogió la sudadera que estaba encima de la silla, justo enfrente de la cama. Había tenido una bronca con su chica el día anterior, y ella, enfadada, se había quedado viendo la tele mientras él se acostaba. Llegó a la sala y la vio. Acuclillada en el tresillo, con la cabeza apoyada en el reposa-brazos, apenas tapada con una mantita que él le había regalado. Y sonriendo, con aquella sonrisa que, cuatro años atrás le había dedicado y por la que removió cielo y tierra para verla a menudo. No pudo más que arrodillarse enfrente de ella, besar tímidamente su mejilla y susurrar un "Perdóname". La sonrisa de ella se amplió y, abriendo sólo un ojo, le echó la lengua. 

jueves, 1 de mayo de 2014

Moriría por Vos

Me contaba no hace mucho un buen amigo que andaba de paseo por el mundo adelante que no podía hacer otra cosa que echar de menos la tranquilidad de estar en casa, sabiendo que yo pienso todo lo contrario. Él cogió y se fue a Barcelona hace muchísimos años, luego a Francia, Inglaterra, Estados Unidos, estuvo en Italia...Tuvo que comerse mucha mierda trabajando en sitios por cuatro duros, sobreviviendo como podía hasta que conseguía hablar con fluidez el idioma del país en el que estaba, y sobrellevando como podía el hecho de estar separado de la gente a la que quería.
Muchas veces lo hablamos: "¿Por qué no te vas?", me preguntaba él. "Ya lo sabes", contestaba yo. "¿Y tú por qué no vuelves?", decía yo siempre. "Exactamente por lo mismo".
Apenas hace unos meses estuvo unos días en casa. Nos abrazamos con las ganas que se abrazan dos hermanos bien avenidos, o mejor, dos buenos amigos. Sabe que me gusta escribir y que llevo un diario, por lo que fue lo primero que me pidió al llegar. Le di una cerveza fría, el diario y me fui a dar una vuelta. De vez en cuando me gusta coger el coche e ir a dar una pequeña vuelta por las afueras.
Sonó mi móvil, y con un toque, contesté con el manos libres: "¿Puedes venir a casa? Necesito que vengáis..." Luego oí un ruido raro, como si algo cayese al suelo y el móvil se colgó. Frené prácticamente en seco y con un toque de volante di la vuelta, acelerando de vuelta a casa de mi amiga. "Rápido, casa de Sonsi, algo pasa, te veo allí en cinco minutos". No le di ni tiempo de responder, pero sabía que estaría allí. Cuando llegamos, prácticamente a la vez, vimos el percal. Alguien había entrado allí. No sabíamos dónde estaba, pero había alguien. Sonsi abrió la puerta en cuánto oyó que gritábamos su nombre para que nos abriese. Y ahí empezó el fin.
Sólo puede ver que un encapuchado apuntaba hacia dónde ella estaba y apenas tuve unos segundos para lanzarme en la trayectoria del disparo. Noté un mordisco en mi hombro, un mordisco ardiendo que partía mi hueso, pero no noté un agujero de salida, por lo que, como pude, me puse rápidamente de pie, esperando un nuevo disparo. Pero en vez de eso sólo oí un golpe seco, y dos gritos. El tirador estaba sangrando por el cuello, escupiendo sangre. Nuestro amigo estaba tirado en el suelo, sangrando también, pero con una sonrisa de oreja a oreja. 
"¿Por qué lo has hecho?" preguntó ella.
"Pregúntale a él, ha hecho lo mismo" dijo señalándome. 
Y con una sonrisa, escupió sangre y murió.