miércoles, 15 de abril de 2015

A Dark Nigth





Apretó los cordones de sus zapatos, abrochó el último botón del pantalón y se dejó caer la camiseta por encima. Cogió las llaves, el paquete de tabaco y se guardó algo en la cintura.
Salió a la calle, con un destino totalmente claro.
No oía otra cosa que su voz, resonando una y otra vez, repitiendo aquella frase, una y otra vez, una y otra vez.
"It´s a dark nigth" resonaba en los cascos mientrassubía, cada vez a más velocidad a su destino.
- Hola- le saludó al entrar.
Dos tiros. Rápidos. Certeros. Uno en la cabeza y el otro en el corazón. No volvería a ver el sol, eso estaba claro. Siempre lo había tenido claro, aunque nunca había pensado en tener que llegar a esos límites. Pero él había sobrepasado el punto de no retorno.
Todo el mundo se quedó quieto, nadie gritó cuando lo vio sacar el arma y descerrajarle las dos balas prácticamente a bocajarro, sin mediar palabra, sin duda por miedo.
Él se sentó, dejó el arma a un lado, apoyada en una de las mesas de la terraza del bar y se encendió un pitillo.
Uno de los amigos del chico que yacía en el suelo desangrándose miraba hacia dónde él estaba, tranquilamente, fumando, mirándolo con odio.
-¿Qué coño has hecho?- le gritó abrazando la cabeza de su difunto amigo. Luego se dirigió al camerero.- ¡Rápido, llama a una ambulancia, a la policía!
Mientras el camarero, todavía en estado de shock llamaba, él, seco, y un tono monocorde dijo:
- Tranquilos, no pienso moverme de aquí. Sé lo que he hecho y a lo que me atengo...- una frialdad absoluta acompañaba a cada una de esas palabras. Una frialdad que también se reflejaba en los ojos inexpresivos, que miraban hacia arriba, cada vez exhalaba una calada del cigarro, y tamborileaba los dedos en el mango de la pistola.
Apenas unos minutos después apareció la policía. No les dejó ni abrir la boca. Se giró, con las manos en la cabeza, después de poner el seguro de la pistola y acercarla hacia dónde ellos estaban.
- Conozco mis derechos, agentes. Yo he hecho esto, soy el culpable. Esta pistola la he conseguido de casa de mi abuelo, que es ex guardia civil. Mi nombre y el por qué de lo qué he hecho se lo explicaré cuando estemos en comisaría. No quiero abogado ni haré uso de mi llamada- dijo dirigiéndose al coche, ante la atónita mirada de todos los presentes, esperando a que le pusiesen las esposas y lo metiesen dentro.

Una semana después ya estaba en la cárcel. Juicio rápido. 20 años de condena.
- 117, tienes una carta.- dijo el funcionario lanzándosela encima de la mesa en la que leía, dentro de la biblioteca.
Alzó la vista, sonrió entre dientes al ver al remitente, la abrió y estiró la hoja, doblada en tres partes.
"Muchas gracias.
Nunca me hubiera atrevido a hacerlo.
Ya no aguantaba más.
Sé que todo esto, que te sacrifiques así, es por mi, aunque en el juicio lo negases.
Te quiero.
Siempre.
-R-"
Cerró la carta, la guardó y una pequeña sonrisa pintó su cara.
Ella era al fin feliz, y nunca más iba a sufrir por aquel motivo.
Se levantó, fue hacia su celda y se echó en la cama.
Sólo quedaban 19 años, 11 meses, y 51 semanas.

A Veces II

A veces pienso en ti y siento una punzada en lo más profundo.
Eso son los problemas que surgen cuando no acabas de conocerte a ti mismo.
He perdido los cinco sentidos, aunque a veces tengo el momento de lucidez de un gilipollas.
Ese momento en el que sé que tengo que dejarte a un lado, que vueles sola.
Pero no sé seguir solo, no sé caminar sin tenerte como meta y eso confunde al más pintado.
Y en ese momento, cuando veo que te alejas, es cuando me dejo caer al suelo y ruego que, por fin, me des la puntilla y que sea rápida e indolora.
Tras pasar ese dolor sé que podría volver a estar aliviado, en calma...
Volvería a estar bien, a estar tranquilo, tal y como lo estaba cuando apareciste.
Pero en ese momento es cuando me pregunto por qué no salio bien aquello...
No tengo muy claro qué significa pensar eso a estas alturas,
Y sé que tú tampoco podrías explicármelo,
Pero tengo muy claro que no quiero volver a hacerte daño.

lunes, 13 de abril de 2015

Nothing Compares

Ha pasado un montón de tiempo desde que te fuiste, y estos últimos días me ha dado por pensar en todo lo que ha cambiado...
Mi vida ha sido una constante montaña rusa: noches en vela, días durmiendo, desde aquel día en el que decidiste que todo había terminado.
Ahora tengo la libertad de hacer lo que quiera, de ver a quién quiera, se me va la pasta yendo a los mejores sitios, bebiendo las mejores copas, pero siempre, al volver a casa, siento ese vacío que sólo tú podías llenar...
Porque es imposible encontrar a alguien como tú, nadie se puede comparar...
Las paredes se cierran en torno a mi en casa, ya no oigo tus pisadas cuando venías a la cama, y me dan ganas de llorar a cada momento al estar aquí, pero, aunque puedo imaginarlo, podrías decirme qué es lo que hecho mal...
A veces la rabia me puede y busco chicas con las que estar y olvidarte, pero veo tu cara en todas y cada una de ellas cada vez que intento besarlas...
Hasta he ido al psicólogo a pedirle consejo, y jamás adivinarías lo que me dijo: "Eh, sal, pásatelo bien, disfruta, todavía eres joven..."
Es rematadamente gilipollas, porque no te conoce y no sabe que es imposible encontrar a alguien como tú

lunes, 6 de abril de 2015

Come What May:M

"Enciendes la tele y sólo escupe malas noticias: asesinatos, guerras, políticos...
La tierra parece que ya no orbita alrededor del sol...
Cualquier cosa que hago me parece el más completo desperdicio, una pérdida total de tiempo, la manera más tonta de perder la poca energía que me queda...
Y de pronto apareces... Y ya no hay dolor, ni distancia, ni problemas, nada, ya no hay nada más que tú, tu sonrisa, tu manera de caminar, tú en cada centímetro de tu ser...
Entonces es cuando sé que, pase lo que pase, estaré ahí cuando lo necesites..."

jueves, 2 de abril de 2015

Utopía (historia a medias con mi colega Skay)

Una fábrica. Todos con el mismo uniforme. Blanco y negro, colocando las mismas piezas, hora tras hora, día tras día. La monotonía invadiendo el lugar, absorbiendo a todos de tal manera que nadie se pregunta si hay algo más. El mismo sonido, metálico, de las piezas colocándose al mismo tiempo, que ciega los sentidos de la gente que trabaja allí. Están tan mecanizados que funcionan como simples engranajes más de esa fábrica gigante. Lo peor es que no tienen a alguien que abra una ventana que les permita ver que hay algún color en el mundo aparte del gris. Alguien levanta la cabeza y empieza a cuestionarse por qué el resto parece incapaz de reaccionar, de anhelar encontrar algo nuevo, ¿qué le diferencia?. Quizá tener esa tara es lo que le diferencia de los otros. No puede seguir al rebaño. Y quiere buscar algo para él. Decide salir de esa sala. Cree que pasará la eternidad recorriendo los entrecrucijados pasillos de esa fábrica. Y de repente ve algo. "¿Una puerta abierta?", se pregunta. Pero a cada lado del marco, dos enormes hombres grises lo miran con los ojos cargados de ira. Inmediatamente intuye que lo que busca está al otro lado de la puerta. Pero... pasar no va a ser un trabajo fácil, ni seguro. Pero es valiente y tiene confianza. Se levanta, imita la desidia de sus compañeros allá adentro y se acerca poco a poco a la libertad. Mientras se acerca encuentra unas marcas en la pared, probablemente hechas por alguien que ya no está allí. Sólo pone "Despierta". No entiende nada. "¿Es todo un sueño? Cierra los ojos con fuerza, obligando a su cerebro a que le dé una respuesta. Luego los abre. Nada. Sigue estando en la fábrica, rodeado de los mismos seres hipnotizados... Y entonces entiende que no es él quién debe despertar. Por lo que vuelve a la línea de fabricación y grita. Grita con todas sus fuerzas, saca toda la rabia que tiene dentro y luego mira abajo. Para de gritar. Silencio. Ya no se oye el ruido de la gente trabajando. Escucha pasos, levanta la mirada... Son los hombres grises. Tiene que reaccionar rápido. Ve que todos sus compañeros miran extrañados hacia dónde él está. Pero los grises ya lo pillaron, son máquinas de destrucción, llevan la pesadilla por dentro y a ellos ya no hay manera de despertarlos. Alguien pregunta "¿Por qué?", y se acerca al caído, luego otro compañero hace lo mismo. Están nerviosos, no saben qué pasa, pero sí que algo ha cambiado. Y, de repente empiezan a entender y miran con rabia a los hombres grises... Alguien susurra "color" y se vuelve grito. Los gritos empiezan a desquebrajar la pared y la luz entra. Todos gritan aún más fuerte hasta que un agujero se forma. No entienden cómo han podido pasar tanto tiempo dormidos. Ahora la luz les ciega los ojos, pero poco a poco, comienzan a ver. Hay color. Hay diferencia. Hay alegría. Hay un principio de rebeldía. No hay miedo. Los hombres grises ya no parecen tan peligrosos. Y en todo el desorden de colores, en el salvaje caos que acaba de romper su falsa calma, encuentran algo extraño: Libertad... Algo que les asusta, pero no tanto como no poder volver a ver esa paleta de colores que ahora tienen delante. Quieren esa libertad. Dejan que los colores les penetren, no buscan refugio en el gris, cada uno es su propia mezcla de colores. Acaban únicos y vivos.