sábado, 31 de octubre de 2015

Jodidamente Perfectos

A ver, cómo explicarlo, tú y yo tenemos una relación demasiado especial, Ni yo puedo vivir sin ti ni tú, o eso quiero creer, puedes vivir sin mi.
Sinceramente, cada día pienso que nos alejamos más el uno del otro y oye, llámame Becquer, pero en la puta vida me gustaría que todo esto acabase así, pero parece que cada día que pasa hay más kilómetros entre nuestro abrazo, y la verdad, si esto se acaba, no tengo ganas de que sea real...
Ni siquiera me lo digas, no expliques las razones de cómo algo tan verdadero como lo nuestro se ha ido al tacho de esta manera.
No.
Porque me jode.
Porque recuerdo todos nuestros buenos momentos, cuando ni tú ni yo podíamos vivir el uno sin el otro, cuando cada canción que sonaba la cantábamos juntos, o, si estábamos separados, sólo con la primera nota conseguíamos recordarnos...
Y, espero no equivocarme, sé que cuando yo deje este valle de lágrimas, como suelen llamarla, sé que me recordarás; pero lo que no quiero es que sea de esta manera, de una manera en la que, en la soledad de tu casa, mientras tu marido está en otra habitación, o en la cocina, tú me recuerdes sentada en la cama, llorando, mientras te llevas las manos a la cabeza, pensando en qué podríamos haber sido...
Es que tú y yo... Podía vernos envejecer juntos... ¿Por qué no?
Pero déjalo, sé tus razones, pero por dios, no me las digas, sabes que me jode, y mucho escuchar eso, en serio, sé ahora y sabré toda la vida que éramos perfectos el uno para el otro, perfectos...
JODIDAMENTE PERFECTOS.

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