Me dejas sin palabras, lo que es complicado en alguien como yo.
He estado de pie sosteniendo sobre mis hombros todo el peso, sólo porque un día lo pediste.
Y todo con buen gesto, pintando sonrisas en nuestras caras.
He sido el actor principal en la representación que habías orquestado, bailando, cantando y haciendo payasadas para tu regocijo. Todo para tu regocijo.
Y puedo seguir, vaya si puedo seguir.
Porque me he vuelto un robot, ya ni siento ni padezco. Antes sangraba al caer, ahora sólo me desconecto temporalmente.
Tus palabras, que antes dolían, ahora son una concatenación de 1's y 0's que mi cerebro procesa y deshecha.
Aunque a veces veo que miras los cuadrados en los que se han convertido mis pupilas, buscando algo que sabes que estuvo ahí y mi parte humana lucha entre el amasijo de hierros que ahora soy para gritar que sigo aquí y que sólo tienes que extender la mano y sacarme.
Pero vuelves a sonreír y tocas mi metálica frente.
Apagado hasta mañana.
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