viernes, 11 de noviembre de 2022

Algunos Luchos Buenos

 

P: ¿Es mejor Eric García que Sergio Ramos?

L: ¿Quieres respuestas?

P: ¡¡¡¡Quiero la verdad!!!!

L: Tú no puedes encajar la verdad. Vivimos en un mundo que tiene selecciones, y esas selecciones han de estar dirigidas por entrenadores de fútbol. ¿Quién va a dirigirlas? ¿Tú? Yo tengo una responsabilidad mayor de la que puedas calibrar jamás. Tú lloras por Sergio Ramos y maldices a los convocados. Tienes ese lujo. Tienes el lujo de no saber lo que yo sé. Que la no presencia de Sergio, aunque trágica, seguramente salvó la convivencia del vestuario. Y que mi existencia, aunque grotesca e incomprensible para ti, da resultados. Tú no quieres la verdad, porque en zonas de tu interior de las que no charlas con tus amiguetes, me quieres en ese banquillo, me necesitas en ese banquillo. Nosotros usamos palabras como central izquierdo, salida de balón, bloque alto… Las usamos como columna vertebral de una filosofía de juego. Tú las usas como clickbait. Y no tengo ni el tiempo, ni las ganas de explicarme ante un hombre que se levanta ante las fases finales y las finales de Eurocopa que yo le proporciono y después cuestiona el modo en que la proporciono. Preferiría que sólo dijeras “gracias” y siguieras tu camino, de lo contrario, te sugiero que te saques el carnet de entrenador y llegues a una selección. ¡De todos modos, me importa un carajo que creas que Sergio es mejor que Eric!

P: ¿Es mejor Eric que Sergio?

L: ¡¡Mira la convocatoria!!

P: ¡¡¿¿Es mejor Eric que Sergio??!!

L: ¡¡¡Por supuesto que lo es, joder!!!



 

 

jueves, 26 de marzo de 2020

Amanecer

¿Sientes como el viento entra en la habitación por aquella rendija? Sólo quiero que nos toquemos, sentirte, y que el sol alumbre los pecados que cometeremos. Encenderte, que no dé tiempo de llegar a la cama. Hagámoslo en cualquier sitio, enamorémonos, intentémoslo. Porque nunca te dejaré sola, estaré contigo de sol a sol, te levantaré en cada uno de tus tropiezos.
Y nos hemos cerrado mucha veces así que empecemos a abrir puertas. Volvamos a la carretera hasta encontrar nuestro sitio, que el aire que entra por la ventana despeje todo el ambiente. Y, una vez nos reencontremos, vas a tener que pararme, porque sólo voy a quererte en todo tu ser y recordarte que ya jamás sentirás aquella soledad, porque veremos amanecer todas las mañanas juntos.

viernes, 21 de febrero de 2020

Y Entonces La Veo

A veces me siento en el sofá con la ventana abierta, dejo que el aire frío entre y me espabile. 
Que me baje de las ensoñaciones que suelo tener. Esas ensoñaciones en las que todo acaba, nada tiene sentido y sólo veo un descanso eterno. Y, aunque como diría Sheldon Cooper: "¡No estoy loco, mi madre me hizo pruebas!", me pregunto qué cojones hago aquí, por qué sigo con esta pantomima.

Entonces la veo. Y todos pensamientos de repente se volatilizan, desaparecen como si jamás hubiesen estado allí. Todo vuelve a cobrar sentido cada vez que veo el brillo ilusionado de sus ojos.

Y aunque a veces piense que todo el peso del mundo me cae encima a mi, que parece que un Concilio de Tuertos y que el mismísimo Murphy se han aliado para mandarme toda la mala suerte del mundo, que los gatos negros del barrio me esperan en el portal, que los espejos se rompen a mi paso y que vivo en el nº13, Calle Melancolía, siempre aparece ella para espantar toda la mala suerte y ayudarme a ponerme derecho con solo agarrarme la mano.

Y puede parecer que soy una persona despreocupada, un vivalavirgen, un rollingstone, pero mis inseguridades hacen que la mitad de los días de mi vida los haya pasado mirando un techo mientras mi cabeza daba vueltas en el silencio más absoluto de la noche, sabiendo que en unas horas iba a salir el sol, las gaviotas iban a empezar a gritar y la vida en el barrio iba a comenzar de nuevo. 

Y entonces la veo...

miércoles, 19 de febrero de 2020

El Chiste

Moría un poco cada vez que te veía, mi alma escapaba del cuerpo para posarse en tus labios, mientras me aspirabas como el humo de un cigarro.
Inventé mil vidas por ti, y me creí las mil, pero ahora me veo tendido en el suelo, con las piernas destrozadas sólo por seguirte en tu camino lleno de piedras.
Y sé que tengo que dejarte, que eres una droga, una enfermedad terminal, pero aguanto bien el dolor y quiero saber hasta que punto llegarías por salirte con la tuya. 
Y sé que te has divertido conmigo, pero has acabado con la sal y el picante que le ponía a la vida.
Vivo en otra de tus peticiones de vidas inventadas y en esta has tirado al suelo el puzzle que había recompuesto con la forma de mi corazón. Y ahora sólo puedo pintarme la sonrisa, carcajearme nerviosamente, porque tengo miedo y ganas de llorar al mirar el futuro... Y lo peor es que si me dieran la oportunidad de volver atrás y elegir mi destino, volvería a elegirte a ti, y ahí está el chiste. 
Y mira que he intentado alejarme sin hacerte daño, pero ahora sólo me gustaría verte desaparecer, evaporarte lentamente del mundo mientras mi cara vuelve a sonreír por primera vez en mucho tiempo. 
Y quiero rebelarme, volverme el cabrón que era antes de tu llegada, que las piezas rotas de mi corazón se vuelvan una negra coraza metálica. Ya te has reído lo suficiente, y ahora toca darle la vuelta a la tortilla. Esta vida nueva me la voy a inventar para mi, y me la voy a creer. Ya no va a haber golpes, ni discusiones, ni moratones en el alma. No contaste con que la mecha de esta bomba de relojería llevaba demasiado tiempo encendida y olvidaste que, aunque tarde, todo acaba explotando. Y ahora todo son escombros, cenizas y humo, ya no queda nada del fuego que éramos. 
Así que inventaré otras mil vidas y me las volveré a creer todas, y volveré a pintarme la sonrisa y a carcajearme nerviosamente por el miedo. Porque sé, que aunque quiera convencerme de lo contrario, si me dieran la oportunidad de volver atrás y elegir mi destino, volvería a elegirte a ti.
Y AHÍ ESTÁ EL CHISTE.

miércoles, 1 de enero de 2020

Ella

Esa sonrisa de loca cuerda, de quién sabe perfectamente lo que hace pero quiere engañarme.
Esa mirada de no haber roto un plato cuando no quedan vajillas a su paso.
Esa soberbia modestia o esa modesta soberbia que tiene y me descoloca.
Ese andar que provoca escalofríos.
Ese saber que la tengo a un milímetro pero que nunca la alcanzaré, a menos que ella quiera.
Esa cara de ilusión cuando algo le gusta.
Esa manera de reír, como millones de campanillas sonando a la vez, provocando un estruendo que me hipnotiza y sólo puedo imitar.
Esa manera de tocar y dejarse tocar.
Ese protagonismo que no busca pero que siempre tiene, tanto en mi vida real como en mis sueños.
Ese quereme y hacer que la quiera, siempre sin condiciones.
Esa parte de mi vida sin la que ya no entendería el existir.
Esa es ella.

jueves, 21 de marzo de 2019

Me gusta.

Me gusta caminar de noche, cuando no hay nadie, el cielo está despejado y se ve una luna enorme como la de esta noche.
Me gusta que lo único que rompa el silencio sea la música que suena en mis cascos.
Me gusta escuchar a una de las personas que más quiero y ver sonrisas de tranquilidad.
Me gusta jugar a que tiburones gigantes me muerdan y hacer voces.
Me gusta ser yo en días como hoy.

Luces Encendidas

Podía ver la luz encendida mientras llegaba a casa. Se habría quedado en pie esperando.
Se quitó los tenis antes de entrar, quería hacer el mínimo ruido posible, pero sabía que aunque no saliese una palabra de sus labios, tenía sus ojos pegados en la espalda.
Bajó el volumen de la tele. Todo iba a empezar de un momento a otro.
- ¿Adivina quién viene esta noche?- bramó poniéndose de pie.
Quedaban dos opciones: enfrentarse o sonreír y viajar a otro mundo mental en el que nada de eso pasaba. En el que ella se había quitado las cadenas de un golpe, volvía a estar tranquila y disfrutaba de la vida con toda la libertad del mundo.
Eligió la segunda opción.
Algún día se enfrentaría y aquel mundo que una vez había conocido volvería a ser real.