Aparqué el coche lo suficientemente
lejos de casa para tener que correr y mojarme antes de entrar en el portal.
Casi las 22:00 de la noche.
Lloviendo, poco, lluvia fina, pero que moja lo
mismo que si cayeran chuzos de punta.
Cogí las llaves y procuré subir lo más
rápido posible.
Tenía frío, los pies encharcados y el pelo por la cara.
Abrí la
puerta y allí estaba Sergio, sentado en el sofá de la salita mientras veía la
tele. “La chica del tatuaje del dragón”, la versión americana de la trilogía de
Stieg Larsson. Me extrañó. Sergio no tenía pinta de ver blockbusters pero ahí
estaba.
-Buenas noches, ¿qué has hecho de
cena?
-Buenas Karlos, espero que te mole el
puré de patatas y las albóndigas, fue lo que hice por la tarde. Están en la
nevera. ¿Me pillas una cerveza ya que vas? Y cógete otra, que tengo ganas de
hablar contigo.
Decidí que era mejor hacerle caso,
pero tendría que esperar un rato. Tanto el pijama como la cena iban delante de
mi nuevo compañero.
Diez minutos después estaba ya en la
sala, con la cena caliente y una cerveza para cada uno.
-¿Quién es ella?
-¿Qué?- por poco me atraganto.
-Espero que no te parezca mal, pero
hoy se me escangalló el ordenador y tuve que coger el tuyo, y tío, soy
escritor, me gusta mirar cómo escribe el resto y vi tu carpeta de “Literatura”
y no pude resistirme. Escribes muy bien…
-Gracias…- aunque a decir verdad, no
me hacía mucha ilusión que leyese mis cosas.
-Pero tengo una duda, cuando vine a
casa me dijiste que no tenías novia, ni ganas de tenerla, pero está clarísimo
que escribes para alguien, que tienes esa musa… ¿Quién es ella?
- Puff… A ver…- no tenía muchas ganas
de hablar del tema- Es una tía a la que he querido más que a nada en el mundo,
pero ahora ya no es nada para mí… Date cuenta que todo lo que escribí fue hace
bastante tiempo. Te lo digo en serio, ahora mismo ya no es nadie.
-Venga ya… Llevas un par de días
rarísimo, y no por nada, pero hablas en sueños, y joder, con tu tono de voz se
oía perfectamente en la sala. Si hasta fui a tu habitación a ver si estabas
despierto y se te había ido la olla. Pero no, estabas sobado hablando con una
tía, diciendo algo sobre que no podíais estar así… Así que, ¿quién es ella?
-Joder… ¿En serio?
-No te callas, hermanito, hablas por
los putos codos…
-No sé, Sergio, no tengo muchas ganas
de hablar de ella…
-No pasa nada, pero sólo te voy a
decir una cosa. Estoy seguro de que aún la quieres, pero vamos, pongo la mano
en el fuego…
Y por favor acéptame un consejillo,
por favor: cuando te pase eso y estés mal no pienses en cómo solucionarlo, sólo
quédate con las cosas buenas…- se paró de repente y soltó una sonora
carcajada- No me lo creo ni yo, tío,
ódiala, critícala, usa eso como rabia para escribir, para lo que sea… ¿Ella se
ha preocupado por ti?¿Te ha ayudado en algún momento, desde que lo habéis
dejado? No, ¿verdad? ¿Pues entonces para qué vas a hacer tú lo mismo, para qué
vas a intentar que todo vuelva a ser lo mismo? ¿Por un casual te crees que todo
va a ser como antes, o mejor? Para nada, segundas partes nunca fueron buenas,
tío… Bueno, “El Padrino II” está muy bien, y “Terminator II” también está
cojonuda, pero me estoy dispersando, ¿tú crees que con esa tía ahora podrías
tener algo?- no supe qué responder- ¿Podrías perdonarle todas las putadas que
te ha hecho? ¿Podría perdonarte ella las putadas que le has hecho tú? Y aunque
fuera así, a la que pasase cualquier cosa entre vosotros, estoy seguro que no
aguantaríais ni un segundo sin poder echaros la mierda antigua de los otros
problemas… Tío, te voy a decir una cosa, con las mujeres hay que pasar un luto,
llorarlas un poco incluso, pero cuando algo está completamente herido de
muerte, intentar revivirlo sólo sirve para estirar el sufrimiento…- se levantó,
apuró la cerveza y se fue hacia la cocina.
Me quedé pensando, mientras también le
daba un sorbo a mi tercio, todavía frío. Tenía razón, debería ser capaz de dar
carpetazo a esa historia que tanto me está mareando y me está haciendo pasar
tan malas épocas.