sábado, 7 de diciembre de 2013

Sólo a Ella

Echó la vista atrás sentado en el portal de su casa, pensando en todo lo que había vivido a su lado. Sabía que no saldría de ésta, así que procuró que los últimos minutos estuviesen aprovechados en recordarla a ella, sólo a ella.

Pensó en cuando la había visto por primera vez, todavía recordaba aquel día...

Ángel bajaba por la calle Magdalena, con frío, bastante frío, era el típico noviembre gallego. Había salido de trabajar una media hora antes, había pasado por casa y ahora iría a tomar algo con sus amigos. Era viernes y todos saldrían. Allí estaban Guille, Esteban y el grupo de las niñas, en la que había un par que no conocía todavía.
Guil- Kelillo...- estiró la mano para chocársela a su amigo.
Áng- Willy...- levantó una ceja- Bano...- la otra subió en ese momento- Señoritas...- hizo una leve reverencia con una mano y se dirigió de nuevo a Guille- Eh, ¿quién está dentro?
Guil- Casi todos, faltáis tú y Simón, pero dijo que o bajaba más tarde o que directamente no bajaba...
Ire- Ángel, ¿vas para adentro, no?- el chico asintió y empezó a andar hacia allá.
Áng- ¿Quieres algo?
Ire- Espera, entro ahora contigo, que voy a pedir una coca...- Irene y otra chica que no conocía le siguieron- Ay, hijo, qué prisa tienes...- Kelo se paró y se giró sonriendo, empezando a andar a cámara lenta, forzando mucho los gestos, hasta que las dos chicas, sorprendidas pero riéndose, le adelantaron- Qué payasiño eres...
Áng- Looooo séeeeee- entraron y se dirigieron a la barra- A ver, ¿qué queréis tomar? Que a esta primera invito yo- miró a las dos chicas mientras cogía una cerveza, que, sin necesidad de decir nada, le había puesto el camarero del bar- Tú, una coca, ¿no, Ire?- "Ajá"- ¿Y tú? Que bueno, no nos han presentado, me llamo Ángel, aunque me llaman Kelo o Kelillo, o Angelito, que es el que menos me mola, así que seguro que es el que eliges, ¿verdad?- guiñó un ojo- Jejeje
Sar- Me llamo Sara- se acercó y le dió dos besos.
Áng- ¿Y qué tomas?
Sar- Pues otra Coca-Cola, pero no hace falta que me invites...
Áng- Tarde, ya me han dado la vuelta... Si eso, cuando quiera otra te la pido y tan amigos...- Luego se sentó en la mesa que daba a una de las ventanas mientras se encendía un pitillo y miraba el fútbol, sentado con el resto.
Intentó concentrarse en el partido, pero le era bastante difícil. La chica nueva, Sara, le había caído bien, tenía unos ojos pequeños pero brillantes y una sonrisa dulce, amén de un cuerpo esbelto y un pelo largo y moreno, cayéndole por los hombros. "No la conozco de nada" pensó "Fijo que tiene novio, lo mejor será que pase de todo..." Volvió a concentrarse en la televisión y pidió otra cerveza.
Serg- ¡Kelo, un futbolacho!- se levantó y cogió los mandos delanteros. Eso le ayudó bastante a tener la cabeza en otro lado durante un rato...
Un par de horas después estaba sentado en la mesa con el resto del grupo cuando de pronto, una pequeña mano pasó por detrás de su hombro poniéndole una cerveza enfrente. Levantó la cabeza y vió la cabeza de Sara, sonriéndole y devolviéndole el guiño que anteriormente él le había dedicado.
Sar- Te la debía- dijo yéndose luego alegremente a la barra con sus amigas.
La vió alejarse embobado, aunque nadie, excepto uno de sus amigos, se dio cuenta de aquello.
Aquella noche, ni Irene, ni Sara, ni sus amigas salieron por la noche, pero el chico y el resto del grupo sí que se quedaron en el bar. Serían más o menos las 4 de la mañana cuando Ángel volvía a casa. Entró, fue a su habitación y se sentó en la cama, intentando poner en orden sus pensamientos. "Tengo que quitármela de la cabeza..."

Y así fue, eso sólo había sido el primer día en el que la había conocido. Luego pasarían unos meses hasta que pudiera volverla a ver. Se palpó el costado; la herida era más grande de lo que pensaba y no paraba de sangrar, tanteó los bolsillos en busca del móvil, pero estaba lejos, y ya no tenía fuerzas para llegar a el. Reposó la cabeza en la puerta, respiró hondo e intentó seguir con el relato de lo que había pasado...

Quizás unos 6 meses habían pasado desde aquel primer encuentro cuando se produjo el segundo. Ninguna de las chicas estaba ya unida al grupo pero Ángel se seguía llevando bien con ellas, y, de cuándo en cuándo, se llamaban para tomar algo y comentarse novedades. Era verano, finales de agosto, principios de septiembre cuando habían quedado. Estaban Irene, Noelia, Amalia y Marga.
Áng- ¿Qué tal niñas, cómo os va?- dijo levantándose a saludar mientras el resto iban cogiendo sillas y haciéndoles sitio.
Ire- Bueno, va bien, ¿tú qué tal?
Áng- Genial, alguna movidilla que otra en casa, pero como siempre, sobreviviré a ésta... Oye ¿Y qué es del resto de vuestro grupito, Macarena, Sarita, Cris...?
Noel- Pues a ver... Maca está castigada por las notas, Sarita con el novio, aunque dijo que a lo mejor bajaba, y Cris llega a las 22.00...
El chico tuvo un conflicto de ideas al oír aquello, "a lo mejor baja" y "con el novio". Su cerebro se peleaba con su corazón por ver quién llevaba la voz cantante, aunque en ese momento fue el primero el que ganó. Era mejor que tuviese novio. Así podría olvidarla pronto...
Entre cubata y cubata apareció Sara. Su novio era un viejo conocido de Ángel, Félix. Habían bajado hacía unos años con unos colegas comunes. No eran lo que el mundo entendería por amigos, pero no se llevaban mal.
Áng- Sarita, cúanto tiempo....- se acercó y le dio dos besos, guiñándole el ojo, a lo que ella respondió con una sonrisa cómplice- Félix, ¿cómo estás? dijo saludando al chico- A ti si que hacía bien de años que no te veía. ¿Todo bien?
Fél- Pues si, por ahora sí, aunque no tengo trabajo...- señaló el coche- Tengo esa preciosidad...
Áng- ¿A eso le llamas preciosidad? Boh...- agarró de la cintura a la chica- Ella si que es una preciosidad...
Todo el grupo estalló en carcajadas, mientras Sara agradecía el cumplido y Félix y Ángel se saludaban deportivamente.
Minutos después algunos de los chicos del grupo fueron a jugar a los dardos, Kelo no tenía ganas, así que se sentó en la barra para ver cómo jugaban los demás... Sara se acercó, se pidió una coca-cola y se sentó sin decir nada a mirar la partida. El chico dudó, pero aquellos ojos brillantes y aquella sonrisa permanente ya no estaban, por lo que decidió arriesgarse a preguntar.
Áng- Hey peque- le acarició el codo y la miró a los ojos- ¿cómo estás?
Sar- Bien...- pintó una sonrisa que resultó del todo falsa, aquella sonrisa no definía para nada lo que esa chica sentía.
Áng- Y si quieres me lo creo... ¿Te apetece que salgamos, fumamos un pitillo y hablamos?
El sí de la niña fue prácticamente inmediato, agradeció el gesto con una sonrisa y empezó a caminar hacia fuera. El chico sopesó un momento las consecuencias que tendría aquello. Convertir a Sara en amiga podría ser bueno, sería una de las opciones, ahora que tenía novio, pero pasar tiempo con ella no sabía si le haría bien a su mente. Aún así salió. Se apoyaron en una pared, le pasó un pitillo, ella lo encendió y se quedaron unos segundos en silencio.
Sar- No estoy bien con Félix...
Áng- ¿Qué pasó?
Sar- No sé... No me trata bien, ¿sabes? Me siento ninguneada, no me valora lo suficiente, yo le quiero, pero no sé...
Áng- ¿Cuánto lleváis...?
Sar- 6 meses...
Áng- Ha sido así desde el primer día, ¿no?
Sar- No... Al principio estábamos muy bien, pero de un tiempo a esta parte no me considera para nada... Estamos juntos sí, en mi casa, o dando una vuelta en el coche, pero no hablamos, ni nada...
Áng- Veo una solución fácil... Déjalo...
Sar- Ya... Es lo que debería hacer, pero no es tan fácil...
Áng- ¿Por qué no? Yo lo veo simplísimo- la imitó- "¡Mira Félix, ven aquí! ¿Sabes una cosa? Que lo dejamos, ahí te quedas..." Jejejeje...
Sar- No es tan fácil, Ángel, ¿qué hago yo sin él, sabes cuánto hace que no veía a las niñas?
Áng- Oye, que los demás también existimos, si no quieres estar con él, puedes llamarme a mi, o a cualquiera de los niños... Sabes que todos estaríamos encantadísimos de que vinieses con nosotros, ¿por qué no te lo piensas? Tú con calma te planteas los pros y los contras y hablamos, si quieres...- tiró el pitillo.
Sar- Gracias...- le dio un beso en la mejilla.
Áng- No hace falta, no suelo aceptar las gracias de la gente a la que quiero...- la chica sonrió.

Pensó en esa frase, cuánto tiempo hacía que la había dicho y que quizá, justo aquel momento, cuando le dijo aquello y vio la sonrisa en su cara, fue cuando se enamoró del todo de ella...
Intentó levantarse, aún tenía algo de fuerza. Sus rodillas consiguieron impulsarlo hacia arriba y consiguió dar un par de pasos. Tenía que llegar al teléfono, intentar llamar a una ambulancia sólo por poder seguir viéndola, aunque fuese un día más...

Pasaron unos dos meses. Hablaban por las noches por internet. Sara le contaba cosas de su día a día, problemas que le iban sucediendo, preguntándole cómo podría afrontarlos y Ángel procuraba ayudarla, le daba consejos, la hacía reír, intentaba que por un momento, su vida fuese lo más amena posible. Quería a aquella chica, pero ella, a su vez, quería seguir con su novio, le seguía dando oportunidades, intentando cambiarlo. Félix tenía momentos muy buenos con ella, y se veía, o al menos eso pensaba el chico, que también estaba colado por Sara. Caminaba por un terreno algo pantanoso: No era muy bueno para nadie que se metiese en una relación, pero esto era algo superior a él. Lo que empezaba a sentir por ella era muy difícil de controlar, pero al menos no la veía todos los días...
Todo hasta aquel día. 22 de diciembre. Una cerveza y Sergio, Alberto y él jugaban a las cartas, mientras el resto conversaban. Fuera llovía, a cántaros, cuando de pronto, como salidos de la nada, Sara y Félix aparecieron en el bar.
Sar- Sabía que estaríais aquí- miró para Sergio y Ángel, aunque conocía a todo el resto también- ¿cómo estáis?
Sergio se levantó, le dio un gran abrazo, girándola en el aire.
Serg- ¡Qué ganas tenía de verte!- tras dejarla en el suelo, saludó a su chico, que esperaba detrás- ¿Cómo estamos, compañero?
Sara miró a Ángel, que seguía sentado en su silla, con media sonrisa, y aprobando su decisión de haber vuelto con los ojos.
Para él fue como si ya nadie más estuviese en aquella cafetería, sólo ellos dos, lo demás no existía; por eso se sorpendió tanto cuando oyó la voz de Félix, saludándolo.
Fél- ¿Qué tal, tío?
Áng- Eh, eh, eh... Hola, ¿cómo te va?- intentó recomponer la voz rápidamente.
Fél- Muy bien, muy bien, aunque tú estás un poco ido...
Áng- Ya...- señaló la cerveza- Me está sentando hasta mal...
Sara se acercó, cogió una silla y se sentó a su lado, agarrándole la mano, mientras le daba dos besos.
Áng- ¿Cómo estás?
Sar- Muy bien, tenía ganas de veros a todos y le dije a éste de venir, y me dijo que guay, así que, aquí estamos...- abrió los brazos y sonrió divertida. El día pasó entre corrillos comentando las últimas novedades del grupo, escobas, cinquillos y planes para la Noche Buena y el Fin de Año. Luego, a la hora de irse, la chica se llevó a un aparte a Ángel y le dio un abrazo- Hablamos luego, ¿vale? Te quiero...
Áng- Y yo peque, hablamos cuando quieras...- agarró su mano y sólo la soltó cuando ella ya se estaba alejando.
Volvió a entrar en la cafetería, cogió sus cosas, se puso música en el Mp3 y se fue a casa.
Serg- ¿Piras ya, tío?- el chico asintió, despidiéndose- Bueno, mañana a las 16 estaremos por aquí...
Áng- Aquí estaré- dijo levantando dos dedos y saliendo de la cafetería.
Caminaba por la calle pensando en Sara, ahora se la veía muy bien con su chico, aunque seguían teniendo complicidad. Egoístamente, le encantaba que saliera con ellos en Fin de Año, siempre era una noche especial, y él tenía muchas ganas de pasarla con todos sus amigos, pero sobre todo con ella. Empezar el nuevo año cerca sabía que le haría feliz... Pero todo eso eran vueltas que le daba a la cabeza, no podía ser y él no podía forzar nada.
Abrió el portal de su casa, subió las escaleras de dos en dos, rápidamente, y entró. Encendió el horno, metió una pizza, se quitó la camiseta y recogió un poco la habitación. Por un fugaz momento, se imaginó a los dos, peléandose con la almohada, cenando, disfrutando de una vida juntos. "Vale, ya está, basta de pajas mentales" pensó. Se sentó en la sala, cogió la cena y encendió el ordenador.
Sarita dice:
Hola!!!
Kelillo dice:
Hey, llegaste hace mucho a casa?
Sarita dice:
Noo
Unos diez minutos, y he puesto a calentar la cena...
Kelillo dice:
Jajajajaja, igual que yo...
pero lo mío ya está listo, estoy cenando...
oye, y ese puntazo de aparecerte hoy?
Sarita dice:
Ya te dije que me pasaría un pelín más a menudo
Qué pasa?
No querías que fuese?
Kelillo dice:
No sabes la ilusión que me hizo...
cómo no voy a querer que estés cerca? ; )
jejejejejeje
Sarita dice:
Crees que quedarán entradas para fin de año?
Kelillo dice:
Malo será, pero si queréis ir vosotros, yo os dejo mi entrada
me voy a coruña con Carlos
y así sólo tenéis que conseguir una...
Sarita dice:
Nooo
Quiero que bajemos todos juntos...
Kelillo dice:
Genial...
la verdad es que no me apetecía mucho ir a coruña
aparte que yo lo que quiero es verte el dia 31
tienes vestido?
Sarita dice:
Mañana voy con Félix a odeón a comprar uno
Quieres venir?
Kelillo dice:
Contigo y con él?
eso es un poco raro no?
Sarita dice:
Boh, no seas tonto
A mi me apetece que me ayudes a elegirlo
Kelillo dice:
Como quieras...
si quieres voy con vosotros...
pero me sigue pareciendo extraño
Sarita dice:
Es que no quiero estar sola con él...
Kelillo dice:
Pasó algo?
Sarita dice:
Nooo
Pero no estoy cómoda con él...
Y tengo ganas de estar con más gente...
Si vienes con nosotros, luego tendremos que dejarte en el Córner, jejeje
Kelillo dice:
Yo ya te dije lo que pensaba
pero claro que iré
a su entera disposición, señorita xD
Sarita dice:
Genial
Mañana te llamo a las 4
Te quiero...
Kelillo dice:
Yo también te quiero, pequeñaja...

Al día siguiente Sara no le llamó a las 16:00. Así que salió de casa y fue al bareto. Allí estaban Sergio, Alberto, Julián, Topo, Juanito, Diana, Andrea, Trick, Guille y Esteban.
Guil- Kelo- estiró el brazo para acercarle una cerveza.
Áng- Willy- cogió la cerveza e hizo una reverencia, mientras se sentaba a su lado.
Guil- ¿Cómo va?
Áng- Va bien... Estoy cansado, pero bien, ¿hoy qué vamos a hacer?
Guil- Pues salir digo yo...- le dieron un sorbo a la vez a la cerveza mientras miraban al fondo del bar, en el que los demás jugaban al póker y hablaban.
Chino y Gonzo llegaron y saludaron, sentándose en la barra.
Guil- Oye Kelo, que me dijeron que ayer te habías pirado cuando Sara y el novio se fueron... ¿Y eso?
Áng- Nada tío... Llevaba toda la tarde aquí metido y no tenía ganas de pasarme dos horas más haciendo el chorra y gastando la pasta, que cuesta ganarla, jejejejeje
Guil- Ah, vale, vale, sólo te lo digo porque a todos les pareció raro, nada más...
Áng- Bah, no hay fallo, estoy aquí y aquí voy a seguir... ¿Otras dos?- Guille asintió.
Se levantó y fue a la barra, Sergio le saludó desde lejos, a lo que Ángel respondió señalando la cerveza, a lo que su amigo asintió.
Áng- Una para mí, otra para Guille y le pones otra a Sergio, ¿ok?- Riki, el camarero, asintió, cogiendo los 10 euros y yendo a por lo que le había pedido- Y entonces...- en su cabeza flotaba una idea- ¿Quién dices que se extrañó?- preguntó al volver a sentarse con su amigo.
Guil- Pues todos, tío... Alber, Sergio, las niñas...- Ángel meneó la cabeza en señal de aprobación y dio un largo sorbo a la birra.
Luego estuvieron jugando al billar, al futbolín, a los dardos... Pasando el tiempo...
21:30. En menos de una hora bajarían al 24 horas a comprar las cosas para ir al mercado a beber por la noche.
Serg- Kelo, ¿pones para el botellón, no?- Ángel sacó un billete de 5 y se lo pasó sin decir nada- ¿Quieres algo en especial?- negó con la cabeza- Ok, vamos Bano y yo, luego venimos, tomamos la última y vamos para abajo, ¿vale?- el chico levantó el pulgar de la mano izquierda sin decir nada, pero con una sonrisa en la boca, mientras que con la derecha le hacía el gesto a Ricardo de que le pusiera otra.
Rik- Oye Kelillo, ¿qué coño te pasa?- no era un tío de muchas palabras, era más observador que otra cosa.
Áng- ¿A qué te refieres?
Rik- Estás distinto, tío, aún no sé lo que es, pero estás distinto...- Riki y él se conocían desde hacía muchísimos años y eran muy buenos amigos, así que si el comentario venía de él, debería, al menos, escucharlo.
Áng- No pasa nada, estoy bien... Pero ya sabes que a mi me gustan las cosas cortitas y al pie...
Ricardo no dijo nada más y siguió atendiendo mientras él salía del bar, botellín en mano, a fumarse un pitillo.
"Éste se está celando de mi..." pensó acerca de Sergio "¿Pero por qué no entiende que no es ni para mí ni para él?" Terminó el pitillo y se sentó en las escaleras del bar, tranquilo, pensando en todo. Cogió el móvil, fue a la agenda y buscó el número de Sara. Se quedó mirándolo unos segundos, sopesando, planteándose los pros y los contras de lo que quería decirle a aquella chica... Luego cerró el móvil y volvió a entrar.
Áng- ¡Eh niños! ¿Un futbolacho antes de irnos?

Llegó a las 5 de la mañana a casa, algo cargado y decidió no mirar el ordenador. Se tiró en la cama vestido e intentó quedarse dormido, pero no fue capaz, le seguía dando vueltas a todo... Un par de horas después se durmió.
Al día siguiente, al despertarse, lo primero que hizo fue ducharse y espabilar. Había tomado una decisión. Pasase lo que pasase, iba a intentar conseguir a esa chica, sin pasar por encima de su novio, pero haciéndole entender que ella iba a ser lo más importante para él en lo que le quedase de vida. Sería su mejor amigo, su confidente, su bufón, lo que ella quisiese...

Lo que ella quisiese... Y eso fue, lo que en cierto modo, ella quiso que fueran. Pero había valido la pena, todos esos momentos junto a ella eran lo que le motivaba ahora para intentar seguir. De rodillas, se fue acercando poco a poco, dejando un reguero de sangre a su camino...

Dos meses después ya eran dos más de la pandilla, tanto Félix como Sara, aunque ese hecho hacía que ella se distanciase más de su novio. Tanto Sergio como Ángel se pasaban todo el día con ella, aunque con diferentes estrategias. Los dos sabían que ella quería libertad, y estaban dispuestos a proporcionársela: Sergio era más lanzado, coqueteando y jugando con la chica, pero hasta un punto lógico, no iba a dar un paso hasta que ella se lo permitiese, y Ángel algo más tranquilo, comprendiendo su forma de actuar, aconsejándola y haciendo que se lo pasase bien, sin olvidar tontear con ella, también hasta el límite que ella decidiese. Sara estaba bastante tiempo con Kelo, hablando, sonriendo, cogiendo mucha confianza con él, hasta el punto de empezar a darse picos y besos en el cuello como saludo y juegos... Félix no decía nada, pero eso era porque, a espaldas de todos, había empezado a coger confianza con una de las niñas del grupo: Lorena.
Todo se precipitó en apenas unos días.
Sarita dice:
Kelo, puedes venir a buscarme a casa hoy?
Kelillo dice:
Claro, ¿qué pasa, Félix no tiene el coche?
Sarita dice:
Sí que lo tiene, pero baja más tarde y no quiero esperar por él...
Kelillo dice:
Pasó algo? O_o
Sarita dice:
No me gusta un pelo el juego que se trae con la Lorena esta...
Me pone de los nervios...
Kelillo dice:
Bueno, tranquila, a qué hora quieres que pase a buscarte?
Sarita dice:
En cuanto puedas, me agobio aquí...
Kelillo dice:
Salgo pá allí ya...
nos vemos
te quiero...
Sarita dice:
Te quiero

Se puso una camiseta a toda prisa, una chaqueta, cogió las llaves, el móvil, se puso música y prácticamente saltó escaleras abajo. Sara le necesitaba en ese momento, y lo iba a tener. Cruzó las casas baratas y corrió hacia Ultramar. En apenas 10 minutos estaba en casa de la chica, esperándola abajo.
Ella ya estaba allí. Cuando apenas estaban a un metro Ángel no sabía si abrazarla, darle dos besos, o sentarse a hablar con ella, sus ojos brillaban, quizás con ganas de llorar, pero no hizo falta que decidiese nada, ella se echó en sus brazos y sollozó un poco.
Áng- Eh, eh, eh... ¿Qué pasó?
Sar- Ayer discutimos por la noche, me montó una alucinante... Dice que no le respeto por estar con vosotros... No entiende que sois mis amigos...
Áng- No pasa nada, pequeña, no pasa nada... Ya está, este tío se acabó para ti, y listo... Sabes que no te vamos a dejar sola, nadie te va a abandonar, te di mi palabra de que iba a estar contigo siempre, y no suelo fallar a mi palabra en estos casos... Aparte que también está Sergio, y las niñas, todos te queremos...
Sar- Es que para colmo, no sé que se trae con la niña esa...
Áng- Tranquila, eso es lo que menos te tiene que importar ahora... Tú eres la que tiene que ser feliz, pequeña... ¿Quieres que demos una vuelta antes de subir al Córner?- la chica asintió- Pues vamos...
Le agarró la mano y caminaron sin rumbo y en silencio durante un rato. Por la cabeza de él bullían miles de ideas, pero tenía que esperar, al menos hasta que ella le diese pie a hacer algo. Estuvo haciéndole bromas para que la risa que tanto le gustaba volviese a aflorar en la cara de la niña, hasta que una hora y pico después, que llegaron al bar.
Allí estaban Félix y Lorena. Sara nada más verlos, se mordió el labio inferior y le hizo una seña al chico para que saliera, al tiempo que Ángel entraba, parando a Sergio.
Áng- Ésta no es nuestra guerra, déjalos que hablen, estamos atentos por si pasa algo, pero no podemos meternos en eso- Lorena intentó salir- Eso también va por ti, Lore- la congeló con la mirada, y la chica decidió que lo más prudente era darse la vuelta y volver a sentarse en dónde estaba.
Sergio lo apartó a su vez a un rincón, tenía que hablar con él.
Serg- Voy a ir a saco a por ella...
Áng- Ella decide, pero yo también la quiero, y voy a jugar todas las cartas que tengo...
Serg- ¿Eso es una amenaza?
Áng- No, sólo te digo que la quiero y voy a hacer lo que sea por ella... Pero bueno, estamos vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, quizá no lo dejen...
Los dos sonrieron. Nadie se creía que aquello no terminase en una ruptura.
Los dos chicos estaban en el medio del bar, cada uno con una cerveza con los ojos clavados en dónde la chica y su pareja discutían. Dentro sonaba música y la gente seguía con su vida normal, ajenos a lo que afuera estaba pasando, quizá no ajenos del todo, pero si obviando el meterse. Unos diez minutos después Sara cruzaba la calle llorando mientras Félix entraba a buscar a Lorena. Sergio y Ángel, completamente sincronizados, dejaron la cerveza en la barra y salieron corriendo de allí, en unos segundos estaban los dos con ella. Ángel le agarró la mano, acariciándola, intentando que soltara toda la rabia, que tenía dentro.
Serg- ¿Pero por qué lloras por ese gilipollas? No puede darte pena, será que no hay más peces en el río- se señaló.
Áng- No es pena, es rabia... Rabia por haberlo aguantado tanto tiempo, ¿verdad?
Sar- Exacto, es eso...- intentó golpear la pared con un puñetazo, pero entre los dos chicos consiguieron frenarla- Vale, vale...- se enjugó las lágrimas- ¿Y ahora...?
Sergio iba a contestar, pero el otro chico se le adelantó.
Áng- Ahora nos vamos a tomar todos algo, ya verás qué bien nos va a sentar...
Entraron en la cafetería y estuvieron horas distrayéndola, haciéndola reír, jugando con ella, procurando que olvidara todo lo que había pasado... A las 12 de la noche, Sara los miró sonriendo.
Sar- Gracias chicos, ésto ha sido mucho más fácil gracias a vosotros...- Ángel hizo una reverencia y le guiñó el ojo, en lo que ya era un gesto secreto y mítico entre ellos.
Serg- Pues días como estos, a partir de ahora, van a ser todos...
Áng- Bueno gente, yo sintiéndolo mucho, sobre todo por usted, señorita- volvió a guiñarle el ojo- pero me retiro a mis santos aposentos...
Sar- Espera, me voy contigo...- la cara de Sergio era un poema, Ángel se la había jugado, no con malas artes, pero se la había jugado- Bueno, Sergio, muchas gracias por todo, te quiero muchísimo...- le abrazó y le dió dos besos, mientras Ángel esperaba ya en la puerta.
Caminaban despacio, con las manos entrelazadas, en silencio, de vez en cuando él la miraba y sonreía. Todo le llevaba a intentarlo esa noche, meses y meses de perseveración, horas y horas hablando, días y días de tonteo y ganas de que aquello llegase a buen término. En el portal de la chica, se quedaron uno enfrente del otro y él la agarró por la cintura.
Áng- Bueno peque...- ella pasó sus manos por el cuello del chico- Ya sabes que te qui...
Lo calló con un beso, fue un beso dulce, tranquilo, pausado, los labios de él se encontraron con los de ella y suavemente se dejó llevar, notaba la mano de Sara jugando con su pelo mientras él acariciaba su cintura con las yemas de los dedos...
Sar- Tengo que subir ya...- se separó lentamente, sonriendo y agarrándole la cara- ¿Nos vemos mañana?- le dió un rápido beso.
Áng- Por supuesto, princesa...- le costó separarse de ella, pero al fin la había conseguido- Te quiero...
Sar- Te quiero...- dijo ya desde el portal.
El chico empezó a andar hacia su casa pensando en que por fin las cosas le salían bien, tenía suerte y empezaba con la que quizá fuese la mujer de su vida, todo al fin le sonreía...
En eso pensaba cuando estaba llegando a casa. Sacó las llaves cuando, de pronto, notó que alguien llegaba por detrás de él. Miró en el reflejo de la puerta y vió el rostro de Félix, que justo cuando se daba la vuelta para hablar con él, le clavaba una puñalada entre las costillas flotantes.
Fél- Nadie se lleva a mi novia... Nadie...- susurró a su oído mientras guardaba el puñal y con toda tranquilidad se metía en su coche y se marchaba.

Intentó estirar el brazo, pero las fuerzas no le llegaban. No quería acabar así, todavía era demasiado joven para morir. No había disfrutado lo suficiente de la vida, y sobre todo, no había estado lo necesario con ella. Pero ya era tarde, se dejó caer, rendido, mirando al cielo, y con dos lágrimas resbalándole por las mejillas.

Un año y medio después, Sara era una chica feliz, había encontrado al fin a un chico que la quería y la respetaba e iba a ser madre. Iba con Andrés a hacerse una ecografía. En teoría, ese día sabrían si sería niño o niña lo que ella esperaba. Tras unos minutos de espera, la ginecóloga le sonrió diciéndole que era un niño.
Dra- ¿Tenéis pensado algún nombre ya?
Sar- Sí- dijo ella- Se va a llamar Ángel...

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