El primer disparo dolió.
Rozó el corazón, que estuvo a punto de estallar, y perforó un pulmón, lo que hacía cada vez más complicado respirar.
Escupió sangre, se apoyó en la pared, y a duras penas consiguió levantarse, sonriendo desafiante.
El segundo disparo dolió.
Fue directo a su rodilla, quería verlo caer de nuevo, y eso fue lo que ocurrió. Desde el suelo, haciendo fuerza con las manos y con la pierna que le quedaba sin herir, se volvió a levantar. Mantuvo la sonrisa y dio un paso adelante, intentando acercarse.
El tercero disparo dolió.
Dolió, pero no como los anteriores. Era más un roce en la mejilla. Notaba quemazón por su cara, y ese calor típico sanguinolento bajando por el cuello y los hombros, pero no cayó al suelo. Esta ve no lo iba a permitir...
Notó que todo en él, aunque lentamente, se iba recuperando, y pese a que la chica vaciaba el cargador a cada paso que daba hacia dónde se encontraba, ya no podía tumbarlo, ya no podía hacerle daño.
- No hace falta todo esto- dijo él, quitándole suavemente la pistola de las manos y alejándola de dónde estaban- Nunca hizo falta... Sólo sonríe y di adiós, y ya está...
La miró una última vez, y en sus ojos brillaba todavía el recuerdo de quién había conocido, el recuerdo de todo lo grande que habían vivido, y siguió andando, cada vez con menos dolor, hacia el horizonte, y, extrañamente, con una sonrisa en la cara.
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