domingo, 22 de junio de 2014

Ella

Llevaba unos vaqueros flojos, pero que marcaban su estilizada cintura. Una camiseta blanca, sin dibujos ni estridencias, una camisa vaquera y unos tenis blancos con ribetes rosas. Sus ojos, color caramelo, guardaban secretos, ilusión y tristeza a partes iguales.
Su sonrisa era doble: Cuando sonreía francamente era un espectáculo digno de ver, pero cuando solamente era una risa social, nadie diría que en realidad pensaba en otra cosa.
Cogía el vaso y daba un pequeño sorbo, desapareciendo unos segundos en su mundo particular, al que muy pocos tenían acceso.
Era perfecta, pero nadie más que él lo sabía.

sábado, 21 de junio de 2014

No Me Dejes Solo

Se despertó en una cama de hospital, era de noche. Le dolía todo. Sabía que algo raro había pasado, pero no conseguía recordarlo. Tosió y el pecho parecía que le iba a explotar. Una enfermera entró en la habitación.
- Al fin se ha despertado ¿Cómo se encuentra?
- Me duelen muchísimo las piernas y el pecho al respirar...- le subió la medicación en el gotero.
- ¿Sabe qué día es hoy?
- Creo que es 3 de diciembre.
- Señor, estamos en mayo, ¿no recuerda nada?
Los ojos se le abrieron como platos.
-¿Qué... qué me ha pasado?- preguntó con voz temblorosa.
- Tuvo un accidente de coche, se rompió las dos piernas y el brazo derecho, tres costillas- dijo leyendo el historial- Y luego entró en coma, es prácticamente un milagro que esté hablando ahora mismo conmigo. Voy a llamar al doctor Casas, tendrá que hacerle nuevas pruebas neurológicas. ¿Quiere que avise a sus familiares?
- ¿Familiares? ¿Tengo familia?
- ¿No los recuerda?
- No me acuerdo de nada- su cara era el reflejo de una profunda desesperación. Intentó incorporarse, pero tras tanto tiempo postrado en la cama le costaba un esfuerzo enorme moverse.
- Vengo ahora con el médico, procure relajarse.- salió corriendo hacia la sala de médicos.
Se quedó sólo en la habitación y el pánico le invadió. intentó hacerse una composición de lugar: Había tendo un accidente que no recordaba, se había roto prácticamente todo el cuerpo, había pasado varios meses en coma, y, lo más importante, tenía familia, pero su memoria la había borrado.Tenía miedo. Miedo de no reconocer a nadie. Miedo de no poder recuperar la memoria nunca. Miedo a haber perdido 30 años de su vida.

Al día siguiente, tras pasar una noche de pruebas y más pruebas, su habitación estaba llena de gente. Estaban sus padres, su hermana, sus tíos, algunos de sus primos, unos cuantos amigos... Todos lo miraban con una mezcla de estupor, pena e ilusión por verlo despierto.
- Lo siento mucho, pero no me acuerdo de ninguno de vosotros... ¿Podéis contarme cómo era mi vida?
- Eres fotógrafo para un periódico, vives en un piso en el centro... Eres una de las personas más vitales que conozco- dijo uno de sus mejores amigos.
- ¿Estaba casado o tenía hijos?
- No, hace poco lo dejaste con Sonia. Menos mal que ya no forma parte de tu vida esa chica- contestó secamente su madre. 
- No la recuerdo- cada vez se sentía más frustrado y cansado- ¿Qué me pasó con esa chica?
- Te estaba separando de todos nosotros, nadie la aguantaba, sólo tú te empeñabas en hacernos comulgar con ella, y para colmo, en diciembre, decidió irse sin decirte nada. No me extrañaría que te hubieses despistado al volante por estar pensando en ella- comentó su hermana.
- Por favor, os agradezco mucho que hayáis venido, pero tengo que descansar un poco- dijo casi rogando- ¿Me podríais dejar solo? Quiero dormir un poco...
Cuando todos se fueron lloró. Lloró amargamente. Había perdido una vida de ensueño, unos recuerdos que jamás volverían. Se levantó y fue hacia la ventana, abriéndola y dejando que el aire le refrescara un poco.
- ¿Se puede?- una voz de mujer sonó tras dos pequeños golpes en la puerta.
- Claro...- se giró secándose las lágrimas con el dorso de la mano cuando la vio. Algo en su cabeza hizo click, y un torrente de recuerdos apareció de nuevo en él.- Sonia...- se acercó a ella, fundiéndose en un abrazo- Por favor, no me vuelvas a dejar solo...

jueves, 19 de junio de 2014

Todo Aquello

Aquella primera tarde que la vi.
Aquella primera sonrisa que me dedicó.
Aquel primer beso.
Aquellas conversaciones hasta el alba.
Aquellas horas muertas, contemplándola en silencio.
Aquellas frases convertidas en miradas.
Aquella sonrisa por la que daría la vuelta al mundo.
Aquel sonido cuando se ríe, que llena el silencio.
Aquella voz que provoca la mía, cuando la oigo.
Aquellas despedidas.
Aquellos saludos.
Aquellos paseos sin rumbo fijo. 
Aquellos regalos.
Aquellas caras de ilusión. 
Aquellos ojos felices que me miraban cómplice.
Aquellas lágrimas que compartimos. 
Aquellos abrazos.
Todo aquello que tanto añoro.

domingo, 15 de junio de 2014

Los Soñadores Ya No Sueñan

"Nunca sueño", me dijo un día, sentado en el sofá de la sala de estar de casa, con una ojeras dignas de un oso panda, "¿Me explicas de qué vale soñar? Sólo frustra. No quiero esperar algo que puede que jamás pase."
"Eso es muy triste, tío, ¿no tienes aspiraciones, no quieres ser nada el día de mañana? No me lo puedo creer... Nos conocemos desde que éramos niños, ¿te acuerdas cuando querías ser médico para ayudar a la gente?, ¿dónde ha quedado ese chaval?"
"Oh, eso tiene una respuesta facilísima: ese chaval desapareció en el momento en el que no pude estudiar por no tener dinero", respondió encendiendo un cigarro.
"Bueno, eso tiene sentido", le cogí otro para mi, "¿Y ya tampoco sueñas con Yure?", lancé la pregunta al aire, sonriendo sarcástico.
"Sabes que eso está más que acabado. Murió hace mucho, y la verdad, tiene cojones que me lo preguntes...", se levantó y fue hacia la ducha, "¿Me puedes pillar la mochila en la habitación mientras me ducho?"
"Claro tío, sin problema".
al entrar en la habitación me quedé extasiado. Encima de la cama, en un bloc abierto, había montones de láminas. Algunas con Yure dibujada de cuerpo entero, otras de sus ojos verdes, o de su sonrisa.. Había una, absolutamente espectacular, en la que ella estaba sentada en el quicio de una ventana de la casa rural que habíamos alquilado muchísimos años antes.
"No soñarás con ella" pensé mientras cogía su mochila e iba hacia el cuarto de baño, "pero no puedes quitártela de la cabeza todavía".

sábado, 14 de junio de 2014

El Dolor de la Memoria

Ya casi no me acuerdo de lo que es dormir más de tres horas.
Ya casi no me acuerdo de lo que es hablar contigo tres horas
Ya casi no me acuerdo ni de tu sonrisa, ni de tus ojos, ni de nada.
Ya sólo me quedan fotos de lo que era antes de conocerte, y no me reconozco en esas imágenes, y ni me reconozco en estas letras que escribo.

lunes, 9 de junio de 2014

J&H

Siempre supe que era dos personas:
Una era cariñosa, sabía escuchar, se preocupaba por el resto de la gente y, si hacía falta, se dejaba la vida por su gente
La otra era ácida, borde, fiestera y pasota, sólo quería estar bien consigo mismo y, si podía, intentaba sacarse las castañas del fuego y no preocuparse por nadie más...
Por eso su cerebro no pudo más y ahora está en un sanatorio. 
La última vez que fui a verlo me dijo que acababa de escribir la novela perfecta, porque era completamente real, era lo que le pasaba a él. Decía que había escrito "La historia del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde". Me dio bastante pena, y un día, le llevé mi ejemplar de ese libro. Apareció una sonrisa de oreja a oreja en su cara, lo cogió de mis manos y con un boli, escribió algo en la primera página. 
Me lo estaba dedicando el muy cachondo. Luego me lo devolvió, me dio un pequeño cachete en la cara y, guiñándome el ojo, se fue a su habitación.
"Ya sabes quién ha ganado esta batalla, ¿verdad, Karlos? Ayúdame a acabar con ésto"
Se me congeló el alma al leer esto y ver como él seguía sonriendo, haciéndole reverencias cómicas a las enfermeras, mirándolas con aquellos ojos que desbordaban acidez.

lunes, 2 de junio de 2014

El Beso

Anochecía. Era una noche de verano, fresca, limpia, en la que las estrellas parecían pequeños flexos colocados al azar. Se sentó en el quicio de la terraza, de espaldas a la calle y encendió un cigarro. Exhaló el humo y miró hacia el cielo, apartándose el pelo de la cara. Nada había sido fácil pero allí estaba. Contra viento y marea, paso a paso, logró lo que tiempo atrás se había propuesto. Una sonrisa de satisfacción afloró en su rostro justo antes de dar una nueva calada. Se sentía extrañamente feliz, y esa era una sensación que, desgraciadamente, a ella le duraba poco. Había tragado muchos sapos y removido mucha tierra para llegar dónde ahora estaba, por lo que cuando disfrutaba de un momento así quería exprimirlo al máximo.
Él terminó de hacer la cena y salió a avisar a su chica. Se asomó y la vio allí sentada, sonriendo, contenta y se apoyó en el marco, observándola. Se merecía todo lo que le estaba pasando ahora: su casa, su trabajo, su vida... Él se consideraba un mero espectador, un acompañamiento, una comparsa de aquella chica. 
Chica que ahora lo miraba y con un gesto le pedía que se acercase.
Se acercó señalándose el pecho y mirando a un lado y a otro. "¿Yo?", parecía preguntar. "Sí, tú...", respondía ella afirmando con la cabeza. 
Se acercó y apoyó sus codos en las rodillas de la chica.
Ella le acarició la cara, acercándose, mientras reía quedamente.
"Ya está la cena" dijo él en un susurro.
"Gracias" guiñó ella. Se acercó todavía más a su cara y rozó mejilla con mejilla, nariz con nariz, y labio con labio, y justo, cuando él se iba a lanzar a besarla, lo apartó con una sonrisa y, saltando alegremente tirando de su mano, preguntó "¿Hiciste el arroz?"