Siempre supe que era dos personas:
Una era cariñosa, sabía escuchar, se preocupaba por el resto de la gente y, si hacía falta, se dejaba la vida por su gente
La otra era ácida, borde, fiestera y pasota, sólo quería estar bien consigo mismo y, si podía, intentaba sacarse las castañas del fuego y no preocuparse por nadie más...
Por eso su cerebro no pudo más y ahora está en un sanatorio.
La última vez que fui a verlo me dijo que acababa de escribir la novela perfecta, porque era completamente real, era lo que le pasaba a él. Decía que había escrito "La historia del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde". Me dio bastante pena, y un día, le llevé mi ejemplar de ese libro. Apareció una sonrisa de oreja a oreja en su cara, lo cogió de mis manos y con un boli, escribió algo en la primera página.
Me lo estaba dedicando el muy cachondo. Luego me lo devolvió, me dio un pequeño cachete en la cara y, guiñándome el ojo, se fue a su habitación.
"Ya sabes quién ha ganado esta batalla, ¿verdad, Karlos? Ayúdame a acabar con ésto"
Se me congeló el alma al leer esto y ver como él seguía sonriendo, haciéndole reverencias cómicas a las enfermeras, mirándolas con aquellos ojos que desbordaban acidez.
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