"Mátame o bésame" le exigió, quitándose la camiseta y acercándose a la punta de la lanza que ella tenía en la mano, hasta el punto de notar un pequeño pinchazo. "No puedo seguir así, no sé qué es lo que deseas. ¿Me quieres, me odias?"
"Te quiero, claro que te quiero" contestó ella con lágrimas en los ojos.
"Bésame entonces..." Ella acarició su cuello y lo acercó rápida a sus labios, mordiéndolos con pasión, mientras él se desangraba, con la lanza clavada en el fondo de sus entrañas.
No sabían quererse de otra manera.
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