martes, 17 de febrero de 2015

Muñecos de Plástico



Me hace gracia la gente que dice que es mejor tener una coraza para cubrirse de posibles ataques exteriores...

Nadie puede vivir con una coraza toda la vida.

Hasta Smaug tenía un agujero entre sus escamas.

Una coraza llega un punto en que pesa demasiado y siempre, siempre acabamos dejando que alguien entre, que alguien pueda ver las cicatrices de otras heridas, el callo en nuestra piel tras aguantar golpes y golpes, la razón de esas miradas a trasluz, desconfiando de todo aún en el mejor momento.

La solución no es una coraza. Es poder acostumbrar tanto a la mente como al corazón a convertirse en una cama elástica, en una goma que pueda tensarse hasta un tope, y que luego devuelva todo el ataque recibido a la otra parte.

La solución es, quizá, convertirnos en pequeños muñecos de plástico.



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