sábado, 22 de marzo de 2014

La Sonrisa

Su corazón era un puzzle de 10.000 piezas. Sus ojos ya no miraban con el brillo de antes, su sonrisa seguía siendo bonita, pero ya no lucía como antes. Los golpes que la vida le había dado la habían cambiado casi por completo. Pero "al mal tiempo buena cara" seguía siendo una de sus máximas, y la cumplía a rajatabla. Limpiaba los vasos detrás de la barra mientras miraba al chico que siempre, a las cuatro de la tarde, entraba en el bar, se sentaba en la mesa de enfrente de la televisión, sacaba su pequeño portátil, pedía una cerveza y se ponía a escribir. Él tenía el pelo corto, barba de tres días, y quizá era un poco más alto que ella. Cuando entraba siempre le sonreía y cogía la cerveza, "para que no tengas que moverte", había dicho el primer día que había entrado allí, mientras le sonreía y le guiñaba un ojo, cómplice. Le provocaba curiosidad saber cómo era el chico, qué era lo que escribía, qué era lo que le hacía teclear con pasión las letras de aquel ordenador, que le encerraba en sí mismo, hasta que de pronto, como recién salido de un éxtasis, cerraba el ordenador, lo guardaba en su bandolera, se levantaba, pagaba la cerveza y con un sonrisa y un guiño se despedía de ella, con un quedo "hasta mañana". 
Había preguntado entre los clientes habituales si alguien lo conocía, pero nadie sabía de dónde había salido aquel muchacho. Muchas veces había pensado en hablar con él, pero se metía tanto en su propio mundo que le daba algo de rabia importunarle. Y así día tras día.
Pasaron varias semanas así, hasta que un día, cuando el chico se había levantado para ir al cuarto de baño, no pudo contenerse y se acercó a la mesa del chico. Allí leyó la historia de un chico que se enamoraba de una camarera. Él salió del baño, y ella le sonrió, le sonrió como hacía tiempo que no sonreía, y él le devolvió la sonrisa, sabiendo lo que había pasado. 
"Espero que le gusten los puzzles", pensó mientras se acercaba, ya convencida que todo podría ir a mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario